Ha sido una experiencia, para repetir, ha sido de una enorme sinceridad , de darse tiempo para pensar en nosotros, en cómo somos en qué somos, qué queremos ser y que nos mueve. En el día a día es imposible sacar estas cosas, pues estamos inmersas en la rutina.
Salgo de esta convivencia, más limpia, más ordenada, con las ideas más claras de lo que quiero y lo que aspiro.
La convivencia con los ancianos ha sido genial y a veces aún sin hablar hemos compartido... a pesar de sus limitaciones la mayoría tienen una motivación para sonreír... ancianos que con una pregunta llegan a emocionarme por dentro.
¡QUE GRAN LABOR LLEVAN A CABO NUESTRAS MADRES!
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